Profesionales del Centro Nacional de Control de Adicciones, dependiente del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, recuerdan a la ciudadanía que el tabaco perjudica seriamente la salud. Los investigadores lo denuncian como agente inductor o favorecedor de multitud de trastornos y dolencias, como las bronquitis crónicas, enfisema pulmonar, enfermedades coronarias, impotencia sexual, úlceras de estómago y duodeno, osteoporosis, diversos tipos de cáncer (pulmón, bucal, de laringe, faringe, y esófago.), disminución de la visión periférica y de la capacidad de la visión nocturna, entre otras. El tabaco es un estimulante el sistema nervioso central que, sin embargo, en los adictos produce relajación. El hábito de fumar aumenta la tolerancia a sus efectos (se aguanta más), con lo que los efectos agudos (mareos, vómitos, sudoración) se notan cada vez menos, lo cual no indica que no tenga efectos en el organismo de los fumadores y los que lo rodean. A largo plazo, el tabaco afecta principalmente al sistema bronco pulmonar y cardiovascular. Las estadísticas señalan que el tabaco es la principal causa de cáncer de pulmón (> 90%), aunque por supuesto existen otras causas, como la contaminación industrial. El tabaco también se asocia con el cáncer de boca y del tracto respiratorio, sin olvidar que otras enfermedades respiratorias (bronquitis, enfisema, crisis asmática) inciden más en los fumadores que en los que no lo son, especialmente cuando ambos están expuestos a la contaminación industrial o urbana. Además, existen muchos datos que indican que el fumador es más propenso a sufrir otro tipo de dolencias, como úlceras de estómago, enfermedades cardíacas y de los vasos sanguíneos y que, por si esto fuera poco, tiene menos inmunidad a las infecciones que los que no fuman. La evidencia de que fumar es uno de los principales riesgos para la salud es aplastante. Hasta tal punto es así que, según el Real Colegio Británico de Médicos, cada cigarrillo acorta la vida del fumador en más de 5 minutos. Fumadores pasivos.
No podemos dejar de hacer una referencia, aunque sea breve, a los fumadores pasivos.
El humo desprendido de los cigarrillos contamina el ambiente y es inhalado por los no fumadores, que también padecerán los efectos tóxicos del tabaco. En consecuencia, habría que limitar la exposición al humo del tabaco en los puestos de trabajo, de la misma manera que se hace con otros agentes tóxicos.
El tabaco en jóvenes.
Los escolares expuestos al humo de tabaco tienen en general un menor rendimiento escolar. Creer que el cigarrillo lo hará más atractivo, popular o atlético (como intenta convencer la publicidad) es clara señal de inmadurez, no de un ser adulto.
Al contrario, los maduros saben que sólo les acarreará mal olor, dientes amarillentos y menor rendimiento en los deportes, entre otras cosas.
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