Fiebre del oro a orillas del Rin
El sol baña de oro un campo triangular sembrado de plantas de mostaza de unos 50 metros por lado en la ciudad de Pulheim, cerca de Colonia, a orillas del Rin. Oro es también lo que se halla enterrado debajo de las plantas a un máximo de un metro de profundidad.
Veintiocho barritas del noble metal, algunas de 10 gramos, otras de 20 gramos cada una, con un valor total de 10.000 euros, puso debajo de la tierra el artista Michael Sailstorfer, de 28 años, escultor, autor de objetos e instalaciones.
Bildunterschrift: El campo de mostaza al comienzo de la acción..."El artista arroja la piedra al agua, lo que suceda escapa ahora a nuestro control", dice la directora del departamento de Arte de Pulheim, Angelika Schallenberg.
Amantes del arte al asalto del oro
Lo que iba a suceder era bastante predecible: casi una docena de "amantes del arte", entre ellos familias enteras, asaltaron el mismo día de darse a conocer la acción el campo, munidos de picos, palas, hachas y hasta detectores de metales. En el ínterin, el campo de plantas de mostaza parece un paisaje lunar.
De si alguien encuentra algo no se enterarán ni el artista ni las autoridades de la pequeña ciudad. "Nadie va a gritar: ¡hurra, lo tengo!", dice Schallenberg, experta en arte, "partimos de que quienes encuentren el oro se alegrarán en silencio".
El propio artista explica su acción así: "Siempre es mejor que una escultura no tenga explícitamente un aspecto artístico". Su objetivo fue "desarrollar un experimento con una dinámica propia". Sailstorfer documenta la acción con fotografías, que luego expondrá en una muestra y publicará en forma de libro.
Bildunterschrift: ...y en medio de la euforia de los buscadores de oro.La búsqueda de oro en Pulheim es parte de una serie de acciones artísticas denominada "Intervención en la ciudad", en la que en la última década ya participaron renombrados artistas.
Entre Sísifo y Don Quijote
Michael Sailstorfer estudió en la Academia de Bellas Artes de Múnich y en el Goldsmiths College de Londres. Participó, entre otras muestras, en la Manifesta 5 de San Sebastián y las Bienales de Sharjah, Moscú y Sevilla.
Exposiciones individuales le han dedicado ya el museo Schirn Kunsthalle, de Fráncfort del Meno, y el Museo MARTa, de Herford, Alemania.
Los trabajos de Sailstorfer dan cuenta con imágenes entre absurdas y poéticas de cuerpos en movimiento de la movilidad de los seres humanos y las cosas, de la idea de un terruño y de los peligros que lo acechan.
A objetos de la vida moderna, tales como aviones y automóviles, los saca de su entorno natural y los expone a procesos de autodestrucción.
Lo que a primera vista parece cómico, tiene en realidad una tónica melancólica: en la lucha de las cosas consigo mismas, localizada entre Sísifo y Don Quijote, resuena siempre el eco de la amenaza de la vida humana.
Autor: Pablo Kummetz
Editora: Emilia Rojas Sasse
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Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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