El ex ministro sufrió el pasado lunes un derrame cerebral.
Tras cerca de 24 horas en la Clínica Ruber acompañando a su marido,
Isabel Preysler y sus hijas Tamara y Ana abandonaron el centro médico con rumbo a su domicilio madrileño mientras
Miguel Boyer quedaba ingresado en la UVI.
Con el semblante serio y preocupado y ocultando la mirada con sus inseparables gafas de sol a pesar de que ya era de noche,
Isabel Preyslerviajaba en el asiento trasero junto a Tamara y Ana, quizá la más afectada de las tres por los serios y repentinos problemas de salud de su padre.
La madrugada del pasado lunes Miguel Boyer ingresaba en la Clínica Ruber de Madrid debido a
un derrame cerebral que le fue intervenido varias horas después de ver cómo reaccionaba a la medicación.
Así,
a primera hora de la tarde del martes, Boyer pasaba por quirófano en una operación que duró algo más de dos horas y que según fuentes cercanas a la familia había sido un éxito aunque las 72 horas siguientes permanecería en observación.
De este modo,
el ex ministro quedó ingresado en la UVI de la Clínica Ruber, por lo que su mujer, su hija y
Tamara Falcó decidieron regresar a su casa para pasar la noche cumpliendo así con el férreo horario de visitas de la unidad médica.
Y mientras Miguel Boyer estaba siendo intervenido,
los Ruiz Mateos hacían público un comunicado solidarizándose con la familia Boyer Preysler en estos malos momentos, lamentando la gravedad de la situación, algo que fue calificado por muchos de "oportunista".
Un nuevo mazazo para Isabel
Parece ser que la desgracia se está cebando con
Isabel Preysler que aún no ha terminado de reponerse del
fallecimiento de su hermana Beatriz, ocurrido hace casi seis meses, y ahora se encuentra con este duro momento que ha empañado la noticia del
reciente nacimiento de su nieta Sofía, que había llenado de alegría a toda la familia.
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