La Gran Fiesta de Dior, de principio a fin
La música nos dijo adiós anoche a las dos y diez, y la barra libre diez minutos antes, pero la fiesta no terminó, porque los más animados, aún sin música, seguían bailando y cantando. Y es que La Gran Fiesta de Dior, así, en mayúsculas, que tuvo lugar en un Palacio de Cibeles impresionantemente decorado por Ramiro Jofre, terminó como terminó, pero no nos adelantemos. Comenzó de manera formal, con copita de Moet & Chandon a modo de bienvenida, canapés exquisitos, saludos obligados y espontáneos, hombres impecablemente trajeados, muchos cumplidos, vestidos elegantes y muchas, muchísimas caras conocidas (demostrado queda que la agenda de María Fitz-James Stuart y su Cien volando, es el sueño mismo de cualquier relaciones públicas). Luego algo mágico fue apoderándose de los invitados, que cada vez sonreían más, pues los jardines por los que paseaban recordaban a los jardines de Versalles. Muy, muy bonito.
Algo más tarde, hicieron acto de aparición los invitados que habían contado con el privilegio de cenar en Horcher con Sidney Toledano y señora: Eugenia Silva, que es muy amiga del CEO de Dior, como ella misma me contó, Jaime de Marichalar, que estuvo largo rato en la fiesta, Rafael Medina y Laura Vecino, Boris Izaguirre, creo que Miguel Palacio y no mucha gente más. "Pocos, éramos muy pocos, y la cena divina", me contaba Boris, sonriendo cómplicemente. Tan pocos como para que alguna ilustre invitada, medio en broma, medio en serio, no se esforzara en disimular su envidia por no haber estado en lo más exclusivo de la noche. El caso es que cuando ellos llegaron comenzó el espectáculo: se proyectó en gigante, en imágenes, desfiles de ayer y de hoy de la maison, y, por supuesto, el milagroso vídeo del perfume J'Adore que ha conseguido unir a Charlize Theron con Marlene Dietrich, Grace Kelly y Marilyn Monroe. Allí ya todo el mundo estaba feliz.
Pasada la media noche, Dior abrió las puertas la sede del Ayuntamiento a los blogger, a los fashionistas, a los cazadores de tendencias, a las y los jóvenes más modernos de Madrid, que llegaron rompiendo moldes, encendieron cigarrillos, se juntaron con los invitados más animados y convirtieron la pista de baile en un bonito y animadísimo espectáculo. Hacía tiempo que este cronista no estaba en una fiesta tan divertida.
Cuando la cosa más animada estaba, precisamente en ese impagable momento en el que sonaba Blue Monday, de New Order, descubría yo entre la multitud a Nacho Ventosa, ¿novio? de Eugenia Martínez de Irujo. "No, ya no es su novio", me contó alguien presuntamente muy bien informado, pero no deja de ser una pena: es guapo, simpático, animado e inteligente y competitivo si tenemos en cuenta su cargo (director de Universal Music). Y también es un hombre muy reclamado por las mujeres, pues conté por lo menos cinco que se le acercaron en una hora. Él les seguía el juego, pero no se iba con ninguna. "Te han descubierto", decía, divertido, su íntimo amigo Silvano Guillamet, cuando yo les dije que su foto en estos momentos vale bastante dinero, y Nacho Ventosa, que se nota que es un hombre con el suficiente sentido del humor como para no tomarse demasiado en serio cosas insustanciales, también se reía.
Más mujeres todavía se le acercaron al díscolo Javier Hidalgo, que, ¡atención, atención!, vuelve a ser uno de nuestros solteros de oro. "Leí el domingo en una entrevista en el Magazine que no tienes una relación seria, pero poco después decías que llevas ocho meses con tu novia, ¿no es una contradicción?", le pregunté. "Desde hace dos semanas no tengo novia", respondió el rico y apuesto empresario. Si les gusta, tendrán que darse prisa.
"Pero, ¿cuál es el motivo de la fiesta?, ¿se va saber quién es el sucesor de Galliano?", preguntaba un invitado. "No hay motivo, y eso es justo lo mejor de este evento, que es una fiesta sin excusa", decía Guillermo Espinosa, redactor jefe de una revista de la competencia, y tenía toda la razón del mundo. Diseñadores de renombre (como Roberto Torretta y Juanjo Oliva, por ejemplo), afamados decoradores (Pascua Ortega), socialités que ni locas pisarían cualquier evento, diseñadoras que viven en Sevilla y que tienen un novio "bohemio y apasionante" en Córdoba (Vicky Martín Berrocal, que charlaba con Gigi Sarasola animadamente), actrices, muchas actrices, (como la guapísima Blanca Suárez –sin su novio bombón, y que poco faltó para que alegrara la vista a los fotógrafos más allá de lo recomendable- o la no menos guapa Pilar López de Ayala, que esta vez no vino con Juan Carlos Fresnadillo: el director de la exitosa Intruders está fuera de España), presentadoras que han sido capaces de decir que no a la muy tentadora mano de Paolo Vasile (Patricia Conde, mismamente, que está encantada con la serie que están grabando para La Sexta) y otras que aún no saben qué futuro televisivo tendrán pero sí que, mientras, van a disfrutar a tope de sus vacaciones (Berta Collado, guapísima, y quizás la cara conocida que más tiempo duró en la fiesta), entre otras muchísimas caras conocidas, disfrutaron de La Gran Fiesta De Dior.
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Incógnitas. ¿Hasta qué hora se quedó en la fiesta Fernando Martínez de Irujo?, ¿Llegó a visitar el hijo de la Duquesa de Alba a su hermana Eugenia estos días pasado o no la visitó?, ¿la llamó? (un invitado tenía las respuestas a estas primeras preguntas), ¿Qué hacía un sacerdote, con alzacuellos, en la fiesta de Dior?, ¿En qué detalle descubrió un guionista que el espíritu de John Galliano sobrevolaba por la fiesta?, ¿a qué invitado le dijo uno de los miembros de seguridad "ven, ven, como te vea con un cigarrillo una vez más te vas a la calle y no vuelves"?, ¿quién llevo el vestido más corto del evento?, ¿por qué los camareros recibieron orden, a una hora determinada, de servir cualquier bebida menos cervezas?, ¿qué invitado rogó y el camarero, humano al fin, le sirvió ni una ni dos sino tres?
Love story. Este chico no para. Si el otro día nos contaba Alberto Pinteño el flirteo no tan sutil entre Carlos Torretta, hijo del ínclito diseñador, y María Jurado (la actriz que dejó de ser actriz para hacerse sanadora espiritual), algo que sorprendió a mucha gente (él dice, riendo, que son amigos y sólo amigos), hoy tenemos la información de una nueva conquista: ayer estos ojos míos vieron lo que vieron. Y lo que vieron estos ojos míos, ya casi al final de la noche, fue a él y a la blogger y socialité Gala González en actitud mucho más que cariñosa. Y si no pregúntenle a Miranda Makaroff, que también lo vio. Entonces, ¿qué ha pasado con su novia, Victoria Traina, hija de Danielle Steel? Parece que no les va tan bien como en una película romántica… Donde sí parece irle muy bien es con sus proyectos profesionales. Y es que Carlos es el director creativo de un portal que está a punto de lanzarse: unicoandcool.com, un espacio en el que habrá moda, fotografía, arte, cultura y muchos descubrimientos de talentos emergentes. Les informaremos en su momento (principios de noviembre).
El más de lo más. Le conocimos hace meses, casi al comienzo de este Vanity Show. Es uno de nuestros top mejor pagados y lo merece: no tiene tanto que envidiarle a Jon Kortajarena. Catalán, 23 años, 1.88cm y tan sensato como para, pese al éxito, no haber abandonado sus estudios universitarios, y tan apasionado como Jack Kerouac, pues a él también le interesa la gente está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes. Estudia mucho sobre nutrición y no descarta para nada montar un día un gimnasio de lujo en Barcelona "con toallas", para que no le pase como justo ayer, que no se pudo duchar en el suyo (lo hizo luego, obviamente) porque se le había olvidado en casa
Lo mejor. Las inacabables bandejas de jamón, y el Moët & Chandon; El espectacular vestido de Laura Ponte, de Miguel Palacio, por supuesto; haber conocido a Natalia Gamero, directora general de Condé Nast Digital, pues ahora puedo entender por qué todo el mundo habla maravillas de ella; Alberto Pinteño, Jefe de Sociedad de Vanity Fair, que tanto sabe y que me contó la información más jugosa (amén de impublicable) de la noche. Miranda Makaroff y su amigo Noel Quintela, de El Volcán, que lo dieron todo sobre la pista. La maravillosa decoración. Las fiestas sin excusa. Y, sobre todo, el desmelene que se vivió las dos últimas horas de la noche.
Nota media: 10
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Santiago- Chile
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