Matrimonio igualitario
Manuel José Ossandón: "El Gobierno ha llamado a realizar un gran debate, pero hasta ahora la Presidenta Bachelet no se ha animado a explicitar cuál es su postura..."
Frente al debate que se ha abierto respecto de la idea de legislar sobre las relaciones de parejas del mismo sexo, y dado el llamado del Gobierno a realizar un debate amplio, quiero explicitar las razones que me llevan a apoyar una versión modificada del Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) para personas del mismo sexo, y a oponerme a cualquier propuesta que busque cambiar la condición del matrimonio como un acto, a mi juicio, natural e invariable, en el que pueden concurrir exclusivamente un hombre y una mujer con el objeto de formar una familia.
Como político orgulloso de mis principios conservadores y formación cristiana, y específicamente católica, creo firmemente en que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Creo también en la separación de la Iglesia y el Estado, y defenderé la libertad de culto y el derecho de todos los chilenos a tener sus propias creencias religiosas. Pero tener creencias religiosas propias o defender los principios morales que nos guían obliga también a dejar en claro en qué pensamos.
Hay múltiples razones legales, culturales y religiosas en las que sustento mi posición en defensa del matrimonio como una relación entre un hombre y una mujer. Podemos conversarlas y discutirlas. Aunque entiendo que, así como yo tengo una convicción que difícilmente cambiaré al escuchar los argumentos de los defensores del matrimonio igualitario, mis argumentos tendrán poca capacidad persuasiva para convencer a los que piensan distinto.
Entiendo que hay chilenos que piensan de forma distinta a mí. Hay chilenos que creen que el matrimonio también puede existir entre personas del mismo sexo. No buscaré convencerlos de mi postura. Pero sí creo necesario hacer un llamado a los políticos de todos los sectores a que transparenten sus posiciones. La gente se merece saber lo que pensamos. El Gobierno ha llamado a realizar un gran debate, pero hasta ahora la Presidenta Bachelet no se ha animado a explicitar cuál es su postura. De la misma forma, varios líderes de la Alianza y de la Nueva Mayoría han preferido guardar silencio sobre sus valores y posturas. Creo que es un error esconder lo que uno piensa. Parafraseando a la propia Presidenta Bachelet, los verdaderos líderes dicen lo que piensan y piensan lo que dicen. Pongamos todas nuestras posturas sobre la mesa y comencemos a buscar acuerdos. Pero llamar a un debate sin explicitar la posición propia solo refleja falta de coraje moral.
Sé que la sociedad evoluciona y que debemos hacernos cargos de la realidad. Es innegable que hay miles de parejas de hecho del mismo sexo que están desprotegidas ante la ley. Hay chilenos que hoy no pueden entrar a hospitales a ver a sus parejas, que están desprotegidos en cuestiones de herencia y AFP. Hay miles que no son legalmente reconocidos como parejas y que llevan una vida en común. Ante ellos, tenemos también una responsabilidad.
Como político de derecha, y como católico, creo que todos los chilenos tienen los mismos derechos individuales, independientemente de su orientación sexual. Pero el matrimonio no es un derecho individual. Para ser ejercido deben estar de acuerdo dos personas, un hombre y una mujer. Pero por eso mismo, debemos regular las uniones de hecho. El gobierno de Bachelet ha dado prioridad al AVP. Pero dentro del propio gobierno, hay otros que han puesto el debate sobre el matrimonio igualitario.
Yo estoy disponible a apoyar el AVP en la medida que explicite que será solo para parejas del mismo sexo y que se distinguirá enfáticamente entre AVP y matrimonio. Desde mi perspectiva, el matrimonio es para formar familias y tener hijos, mientras que el AVP debe ser para regular uniones de hecho de parejas del mismo sexo. Por eso, el AVP debe ser solo para parejas del mismo sexo y debe quedar explícitamente prohibido que esas parejas puedan adoptar. Además, como los derechos siempre van acompañados de responsabilidades, las parejas que deseen hacerse beneficiarias del AVP deberán demostrar que efectivamente han sido parejas por un tiempo razonable. Ni legal, ni simbólicamente, debiéramos igualar el AVP al matrimonio entre un hombre y una mujer.
Los chilenos se merecen que nosotros, los políticos que hemos sido electos para representarlos, explicitemos nuestras posturas y transparentemos nuestros valores. Los principios que nos rigen deben ser conocidos por nuestros electores. La gente debe saber que tenemos valores y creencias distintos. Las encuestas de opinión -e incluso las futuras elecciones-mostrarán qué postura tiene más apoyo en la población, si el matrimonio igualitario o el AVP. No le tengamos miedo a este debate. Pero tampoco tengamos miedo a decir lo que pensamos.
Manuel José Ossandón
Senador
Como político orgulloso de mis principios conservadores y formación cristiana, y específicamente católica, creo firmemente en que el matrimonio es entre un hombre y una mujer. Creo también en la separación de la Iglesia y el Estado, y defenderé la libertad de culto y el derecho de todos los chilenos a tener sus propias creencias religiosas. Pero tener creencias religiosas propias o defender los principios morales que nos guían obliga también a dejar en claro en qué pensamos.
Hay múltiples razones legales, culturales y religiosas en las que sustento mi posición en defensa del matrimonio como una relación entre un hombre y una mujer. Podemos conversarlas y discutirlas. Aunque entiendo que, así como yo tengo una convicción que difícilmente cambiaré al escuchar los argumentos de los defensores del matrimonio igualitario, mis argumentos tendrán poca capacidad persuasiva para convencer a los que piensan distinto.
Entiendo que hay chilenos que piensan de forma distinta a mí. Hay chilenos que creen que el matrimonio también puede existir entre personas del mismo sexo. No buscaré convencerlos de mi postura. Pero sí creo necesario hacer un llamado a los políticos de todos los sectores a que transparenten sus posiciones. La gente se merece saber lo que pensamos. El Gobierno ha llamado a realizar un gran debate, pero hasta ahora la Presidenta Bachelet no se ha animado a explicitar cuál es su postura. De la misma forma, varios líderes de la Alianza y de la Nueva Mayoría han preferido guardar silencio sobre sus valores y posturas. Creo que es un error esconder lo que uno piensa. Parafraseando a la propia Presidenta Bachelet, los verdaderos líderes dicen lo que piensan y piensan lo que dicen. Pongamos todas nuestras posturas sobre la mesa y comencemos a buscar acuerdos. Pero llamar a un debate sin explicitar la posición propia solo refleja falta de coraje moral.
Sé que la sociedad evoluciona y que debemos hacernos cargos de la realidad. Es innegable que hay miles de parejas de hecho del mismo sexo que están desprotegidas ante la ley. Hay chilenos que hoy no pueden entrar a hospitales a ver a sus parejas, que están desprotegidos en cuestiones de herencia y AFP. Hay miles que no son legalmente reconocidos como parejas y que llevan una vida en común. Ante ellos, tenemos también una responsabilidad.
Como político de derecha, y como católico, creo que todos los chilenos tienen los mismos derechos individuales, independientemente de su orientación sexual. Pero el matrimonio no es un derecho individual. Para ser ejercido deben estar de acuerdo dos personas, un hombre y una mujer. Pero por eso mismo, debemos regular las uniones de hecho. El gobierno de Bachelet ha dado prioridad al AVP. Pero dentro del propio gobierno, hay otros que han puesto el debate sobre el matrimonio igualitario.
Yo estoy disponible a apoyar el AVP en la medida que explicite que será solo para parejas del mismo sexo y que se distinguirá enfáticamente entre AVP y matrimonio. Desde mi perspectiva, el matrimonio es para formar familias y tener hijos, mientras que el AVP debe ser para regular uniones de hecho de parejas del mismo sexo. Por eso, el AVP debe ser solo para parejas del mismo sexo y debe quedar explícitamente prohibido que esas parejas puedan adoptar. Además, como los derechos siempre van acompañados de responsabilidades, las parejas que deseen hacerse beneficiarias del AVP deberán demostrar que efectivamente han sido parejas por un tiempo razonable. Ni legal, ni simbólicamente, debiéramos igualar el AVP al matrimonio entre un hombre y una mujer.
Los chilenos se merecen que nosotros, los políticos que hemos sido electos para representarlos, explicitemos nuestras posturas y transparentemos nuestros valores. Los principios que nos rigen deben ser conocidos por nuestros electores. La gente debe saber que tenemos valores y creencias distintos. Las encuestas de opinión -e incluso las futuras elecciones-mostrarán qué postura tiene más apoyo en la población, si el matrimonio igualitario o el AVP. No le tengamos miedo a este debate. Pero tampoco tengamos miedo a decir lo que pensamos.
Manuel José Ossandón
Senador
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en “Responsabilidad Social Empresarial” de la ONU
Diplomado en “Gestión del Conocimiento” de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU(
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