Angelina Jolie se queda sin mamas ni ovarios
Esta decisión de una cirugía tan radical para esta bella mujer es humanamente una auténtica barbaridad, pero está salvando su vida.
02 DE ABRIL DE 2014
Tras haberse sometido a una doble mastectomía preventiva el pasado año, ahora Angelina Jolie saca fuerzas y está dispuesta a pasar de nuevo por el quirófano. La conocida actriz y esposa de Brad Pitt se extirpará los ovarios para reducir también el riesgo de padecer cáncer ginecológico.
Fue en febrero de 2013 cuando Angelina tomó la decisión de extirparse sus dos pechos al descubrir el altísimo riesgo que corría de padecer cáncer de mama. Y fue precisamente un cáncer de ovarios el que se llevó la vida de Marcheline Bertrand, madre de la actriz, en 2007. Una dura enfermedad que también sufrieron su tía, su abuela y su abuelo. Sin duda una decisión médicamente correcta en cuanto a prevención del cáncer, con una fuerte carga y riesgo genético.
¿Por qué este tema de sociedad y en todo caso de salud en esta sección? Porque la vida es así de dura. Hay que tomar decisiones fuera de lo común en ocasiones si queremos librar la vida. La física, la afectiva o la espiritual.
Si los médicos se equivocasen en su diagnóstico están amputando de forma terrible a una mujer. Esto sería la actitud insensible de quienes se arriesgan a tomar medidas drásticas sin realmente estar seguros de la necesidad de lo que aplican. Inmisericordes mutiladores, alocados legalistas del horror, artistas de la tragedia que destroza en vez de curar, fanáticos terroristas de la vida.
Pero si un médico, por desconocimiento, por cobardía, o por una falsa misericordia ante una situación semejante no hace nada, estará condenando a una muerte horrible y evitable a la persona a la que dice cuidar.
Serían buenismos de salón, mentirosos de la bondad mal entendida, avestruces que destruyen a quien dicen amar, cobardes que asesinan con la pasividad y el silencio, traidores de la integridad y de la buena práctica.
¡Qué difícil y qué vital saber discernir y hacer lo correcto! ¡Qué importante conocer que tanto la actividad como la pasividad son decisiones que se toman, y que en ambos casos tienen consecuencias!
El propio Evangelio nos pone ante esta disyuntiva.
Así, en Filipenses 3:2, dice el apóstol Pablo “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo”.
O en Mateo 5:29, en palabras del propio Jesús, “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”
En ambos casos se trata de un lenguaje figurado, pero no menos radical y que expresa bien el sentido de las situaciones que estamos describiendo. Que Dios nos ayude a discernir los tiempos, a ver correctamente, y a ser sabios en nuestras decisiones.
Porque si de algo somos responsables, es de las decisiones que tomamos y no tomamos.
Lo fue en su día en todo lo ocurrido en torno a la terrible tragedia del nazismo y la Shoah. Lo es en la propia crisis global actual.
Son muestras de las decisiones erróneas que han tomado personas con rostro, nombre y apellidos en el poder económico, político y social; unos por lo que hicieron y otros por lo que consintieron que se hiciera.
Porque llevamos los genes espirituales de la maldad, el fanatismo, el egoísmo, la cobardía y la avaricia. Y eso se aplica a cada una de nuestras vidas. ¿Y a la Iglesia? ¡Ay, también a la Iglesia!
Fue en febrero de 2013 cuando Angelina tomó la decisión de extirparse sus dos pechos al descubrir el altísimo riesgo que corría de padecer cáncer de mama. Y fue precisamente un cáncer de ovarios el que se llevó la vida de Marcheline Bertrand, madre de la actriz, en 2007. Una dura enfermedad que también sufrieron su tía, su abuela y su abuelo. Sin duda una decisión médicamente correcta en cuanto a prevención del cáncer, con una fuerte carga y riesgo genético.
¿Por qué este tema de sociedad y en todo caso de salud en esta sección? Porque la vida es así de dura. Hay que tomar decisiones fuera de lo común en ocasiones si queremos librar la vida. La física, la afectiva o la espiritual.
Si los médicos se equivocasen en su diagnóstico están amputando de forma terrible a una mujer. Esto sería la actitud insensible de quienes se arriesgan a tomar medidas drásticas sin realmente estar seguros de la necesidad de lo que aplican. Inmisericordes mutiladores, alocados legalistas del horror, artistas de la tragedia que destroza en vez de curar, fanáticos terroristas de la vida.
Pero si un médico, por desconocimiento, por cobardía, o por una falsa misericordia ante una situación semejante no hace nada, estará condenando a una muerte horrible y evitable a la persona a la que dice cuidar.
Serían buenismos de salón, mentirosos de la bondad mal entendida, avestruces que destruyen a quien dicen amar, cobardes que asesinan con la pasividad y el silencio, traidores de la integridad y de la buena práctica.
¡Qué difícil y qué vital saber discernir y hacer lo correcto! ¡Qué importante conocer que tanto la actividad como la pasividad son decisiones que se toman, y que en ambos casos tienen consecuencias!
El propio Evangelio nos pone ante esta disyuntiva.
Así, en Filipenses 3:2, dice el apóstol Pablo “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo”.
O en Mateo 5:29, en palabras del propio Jesús, “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”
En ambos casos se trata de un lenguaje figurado, pero no menos radical y que expresa bien el sentido de las situaciones que estamos describiendo. Que Dios nos ayude a discernir los tiempos, a ver correctamente, y a ser sabios en nuestras decisiones.
Porque si de algo somos responsables, es de las decisiones que tomamos y no tomamos.
Lo fue en su día en todo lo ocurrido en torno a la terrible tragedia del nazismo y la Shoah. Lo es en la propia crisis global actual.
Son muestras de las decisiones erróneas que han tomado personas con rostro, nombre y apellidos en el poder económico, político y social; unos por lo que hicieron y otros por lo que consintieron que se hiciera.
Porque llevamos los genes espirituales de la maldad, el fanatismo, el egoísmo, la cobardía y la avaricia. Y eso se aplica a cada una de nuestras vidas. ¿Y a la Iglesia? ¡Ay, también a la Iglesia!
Editado por: Protestante Digital 2014
Fuente:
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en “Responsabilidad Social Empresarial” de la ONU
Diplomado en “Gestión del Conocimiento” de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU(
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