© VICTOR DEMARCHELIER
DEBBIE HARRY CON MONO DE CHANEL, PAMELA DE SAINT LAURENT, SORTIJA DE EDDIE BORGO Y PENDIENTES DE ALEXIS BITTAR.
Debbie Harry, vida de esta chica
En exclusiva para Vogue, y frente a una taza de té, el alma de Blondie repasa una vida de rebeldía desde sus espléndidos 68 años
Carrie Buckle — @Carrie Buckle — No hay duda: Debbie Harry (Miami, 1945) sigue molando. Nos sentamos a tomar un té en el Moonstruck Diner en Chelsea, Manhattan, una tempestuosa mañana de martes. Mirar tan de cerca a una de las caras más conocidas del punk intimida. Los pómulos imposibles, la piel de alabastro (impecable, aún sin maquillaje) y, por supuesto, los famosos rizos rubio platino siguen tan hipnotizantes como siempre. La cantante, de negro, inicia la entrevista con un decidido: «Empezamos entonces», pero tras un exterior valiente, descubro una dulzura en Harry igualmente seductora.
Cuatro décadas después de la primera actuación de Blondie, este icono de la cultura pop aún tiene un no-sé-qué, desde el mohín matador hasta esa actitud de mantenerse firme a sus principios. Vestida informal, con camiseta y pantalones negros, uñas carmesí, esta mujer de 68 años es el epítome del bombón rubio.
Le hacen mucho caso los hombres? «Pues sí, el sexo opuesto y el propio», sonríe. ¿Cuál es su secreto para seguir así de espectacular? «No sé, supongo que las drogas –dice con su característico humor cáustico–. No, en serio, simplemente tengo suerte genéticamente hablando, y tras años de frivolidad y temeridades, me encanta sentirme bien, tener buen aspecto y gustos sencillos». A lo largo de una carrera profesional de 40 años, Harry siempre se ha adelantado a su tiempo. Blondie saltó a los escenarios a finales de los 70, a la vanguardia de una nueva ola de sonido ecléctico con influencias pop, rock, rap y reggae. Su primer hit mundial fue una canción disco, Heart of Glass, en 1979. Desde entonces ha vendido más de 40 millones de álbumes por todo el mundo y es una de las pocas mujeres en el Salón de la Fama del Rock & Roll. La cantante sigue dando que hablar y después de la gira por Reino Unido en verano, el muy esperado décimo álbum del grupo, Ghosts of Download, sale en otoño.
Con un estilo muy particular, la imagen punk-rock sexy de Harry se hizo sinónimo de Blondie y tuvo ascendiente sobre varias generaciones. Representaba una mezcla imposible de sensualidad e inocencia, fuerza y vulnerabilidad, punk y chic, todo en uno.
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DEBBIE HARRY CON CAPA DE BURBERRY PRORSUM Y VESTIDO DE ENCAJE DE DOLCE & GABBANA.
Para entender a Harry, hay que remontarse a su infancia en Nueva Jersey. Catherine y Richard Harry la adoptaron cuando sólo tenía tres meses. Ella tiene buenos recuerdos de su infancia. Desde pequeña cantaba en un coro: «Siempre me ha encantado la música. Entre mis primeros recuerdos está escuchar una emisora de radio estupenda». Su destino en Blondie se remonta a los 12 años, la primera vez que se tiñó de rubia. «Mi amiga Melanie y yo nos poníamos agua oxigenada en el pelo y nos sentábamos al sol», dice. Quizá descubriera su color de pelo 'natural' de forma precoz, pero tardó en encontrarse a sí misma, en parte porque era adoptada (se lo contaron con cuatro años). ¿Es cierto que no le gustaba mirarse al espejo? «De adolescenteempecé a reconciliarme con mi aspecto, pero me veía distinta; no me parecía a nadie de mi familia y eso fue difícil». Al no haber conocido a sus padres biológicos, no tenía ningún punto de referencia genético. «Me generó la necesidad de explorar, algo maravilloso para una artista; también el sentido de libertad».
Cuando Harry llegó a Nueva York, con 19 años, descubrió aún más libertad, y pudo desarrollar su identidad. «Era lo que siempre había querido –dice sobre su salto a Manhattan en los 60–. Daba miedo y a la vez era maravilloso». Al principio hizo todo tipo de trabajos, desde secretaria y camarera a conejita de Playboy. Y cuando empezó su relación musical y personal con el guitarristaChris Stein, nació Blondie. Su álbum de debut, con el mismo nombre, se lanzó en 1976.
Siendo ya parte del entorno de Warhol, Harry salía de fiesta con Liza Minnelli, Halston y otros en Studio 54. ¿Qué recuerda de aquella época? «Supongo que la gente iba a tope –y rompe a reír–. Siempre que el dueño de un bar anime un poquito al comportamiento imprudente y no esté lleno de gorilas, te lo puedes pasar bastante bien». Hay una foto de Harry a punto de hacerse famosa a nivel mundial con Jerry Hall, en el club, en 1977. ¿Cuándo se dio cuenta de que habían conseguido algo grande con Blondie? «Fue poco a poco. Cuando trabajas tanto, piensas: '¿Y por qué no pasó antes?'», se ríe. En comparación con las pop stars de hoy, Harry alcanzó el éxito relativamente tarde, con 31 años.
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DEBBIE CON CAPA DE SAINT LAURENT, VESTIDO DE DOLCE & GABBANA Y SORTIJA DE VITA FEDE.
Muchos de los looks más icónicos de Harry se los debemos a Stephen Sprouse, vecino suyo en Bowery. Su visión del punk era un poquito más glamurosa que la de Vivienne Westwood y Malcolm McLaren en Londres. «Creó mi estilo en el momento adecuado. En aquella época no era normal que se trabajara con estilistas. Estoy segura de que la gente muy importante, como Cher y Diana Ross, siempre las tuvieron, pero en los grupos de r&r era otra cosa», explica Harry. Ella ha guardado la mayoría de estos tesoros, y otros se han donado a instituciones como el V&A Museum. Una cosa que no ha donado es el retrato pop art que le hizo Warhol. «Éramos amigos, y yo la verdad es que estaba entusiasmada, consideraba a Andy maravilloso, un genio total. La gente decía: 'Cualquiera podría hacer eso', pero fue él quien lo hizo; después todos le copiaron».
En los comienzos de Blondie, qué le estimulaba más: ¿la música o la fama? «Muchos de los que montaban grupos en aquel entonces no eran músicos por formación sino por afición, existía la oportunidad –dice–. Tienes el sueño de montar un grupo y piensas: '¡Lo voy a conseguir! ¡Voy a llegar al número uno!'. Tuvimos mucha suerte. Y yo tuve la fortuna de dar con Chris, que es una persona con mucho talento, ahí se nos abrieron varias puertas. Va de eso, de aprovechar oportunidades».
De hecho, la relación de Harry y Stein es anterior a Blondie, y ha superado los altibajos de ambas carreras profesionales y vidas personales a lo largo de los años. En los 80, ella se retiró para cuidar a Stein durante una enfermedad grave. Se separaron, pero es la madrina de sus dos hijos con la actriz Barbara Sicuranza. ¿Cómo ha evolucionado su relación con Stein? «Nos entendemos bien tras infinitos años juntos. No sé si me quiere mucho; yo sí», dice con cariño.
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DEBBIE HARRY CON VESTIDO DE DOLCE & GABBANA, GARGANTILLA DE GIVENCHY, PULSERAS DE CHANEL, SALONES DE CHRISTIAN LOUBOUTIN Y SORTIJAS DE EDDIE BORGO Y VITA FEDE.
Uno de los momentos que más enorgullecen a Harry de su carrera fue queBlondie entrara en el Salón de la Fama del Rock and Roll. Este reconocimiento significaba que «la gente nos entendía y se daba cuenta de que nos habíamos arriesgado musicalmente. Y esa aceptación nos dio una segunda oportunidad de crear más música e irnos de gira».
En el siguiente álbum de Blondie, habrá sonidos nuevos. El primer single, A Rose By Any Name, es una colaboración con Beth Ditto. «Hay algunas canciones muy divertidas, y creo que hemos diversificado un poquito más con las colaboraciones con distintos artistas».
¿Cómo es la industria hoy día? «He tenido la suerte de haber podido tener una carrera prolongada y con buen ritmo». Según Harry, un cambio importante en la industria es que «puedes hacer lo que quieras en Internet. Eso está abriendo puertas a mucha gente». Respecto a las redes sociales, le interesa la «conciencia común que se está desarrollando», pero no la verás tuiteando sin parar. «Lo he hecho, pero no me interesa –dice–. Lo hice una época, pero le dedicaba mucho tiempo». Para asegurarse de que no se queman, Blondie sólo se va de gira un mes máximo. «En gente como Rihanna o Justin Bieber se ven los efectos de trabajar demasiado, se desmoronan y pierden la voz. Tengo experiencia para discernir. Tienes que tomarte el trabajo en serio y no intentar llegar a todo».
En una industria con tantísima presión para tener un cierto aspecto, Harry ha declarado abiertamente haberse hecho un lifting en los 90. ¿Qué opinión le merece la cirugía estética? «Ah –dice muy seria–. Quizá me haría algo en la nariz. Bromeo. Ni siquiera me lo he planteado. Creo que es cuestión de salud mental en mi caso, si tenemos mejor aspecto, nos sentimos mejor». ¿Cómo de fácil o difícil es envejecer en el ojo del huracán? «No creo que sea fácil envejecer para ninguna mujer, punto», dice.
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DEBBIE LLEVA VESTIDO DE DOLCE & GABBANA, BRAZALETE DE LANVIN, SORTIJAS DE EDDIE BORGO Y PENDIENTES DE ALEXIS BITTAR
Cuando no está de gira, la vida de Harry en Manhattan es normal y corriente (todo lo normal que puede ser cuando una es Debbie Harry). «N.Y. está muy bien para eso –afirma–. Todo el mundo va andando». En los días libres se viste cómoda, pero le encanta la moda: Balenciaga, Rick Owens o Donna Karan y, por supuesto, Vivienne Westwood.
Le pregunto qué se siente siendo un modelo a seguir para tantas mujeres a lo largo de los años, y contesta: «Ridículo –con una amplia sonrisa–. Me alegra que la gente saque algo en limpio de lo que he hecho –dice con humildad–. Supongo que he expresado una cierta energía que se puede tomar como falta de miedo, pero por dentro siento que 'no tengo otra opción'. Por naturaleza suelo decir: 'Hazlo, lánzate'». Estamos ante una mujer vanguardista, no sólo en música y moda, sino también a la hora de traspasar fronteras para las mujeres. «Me di cuenta con 18 años de que no quería llegar a los 40 con un ataque de nervios por no haber hecho nunca las cosas que quería. Viniendo de una generación donde se esperaba que las mujeres se casaran y tuvieran hijos, la idea de hacer lo que hice era inaudita». ¿De dónde sacó el valor? «Quizá fue más cabezonería. Creo que en realidad era un mecanismo de supervivencia», comenta pensativa.
¿Ha podido descubrir algo de sus padres biológicos? «He averiguado algunas cosas, pero me afectaba una antigua ley según la cual no me estaba permitido obtener información sobre ellos –se detiene–. A veces siento mucha curiosidad y a veces no, ya sabes...». Pero, ¿quizá lo intente en algún momento? «Probablemente sea tarde. Creo que quienquiera que fuesen, hace tiempo que no están aquí», dice suavemente. Y añade: «Estoy agradecida por lo que tengo, y no debería extenderme en las cosas malas. ¿No debería callarme estas cosas?», sonríe.
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DEBBIE LLEVA TOP DE GIVENCHY POR RICCARDO TISCI Y JOYAS DE EDDIE BORGO Y KARA ROSS.
Hoy día la vida de Harry gira en torno a «las pequeñas cosas, los momentos de satisfacción, placer, logros o amor», señala. Hace un par de años, Harry mencionó que se planteaba adoptar. «Bueno, lo he pensado, pero no creo que se plantearan mi candidatura, la verdad –se ríe–. No creo que se me diera bien». Y añade: «Ahora mi objetivo es repartir. Intento participar como voluntaria, y generar conciencia». Alcanzó el culmen de la fama con Blondie en la treintena, y admite que tomó la decisión consciente de no ser madre. «No quería tener niños, dice con sinceridad. «Era demasiado egoísta, yo misma era una niña grande». De cara al futuro, la rubia de bote pretende seguir pisando fuerte. «Me gustaría tener otro hit; no es muy probable, pero me encantaría», dice. La cantante también querría seguir haciendo giras y actuando ante el público; no tiene fin. ¿Y salir en realities en televisión? «No creo que sean reales, dice con una risa ronca. «Me han invitado a salir en ese programa donde viven en tiendas de campaña, pero no me gustan los bichos».
Según se acerca el fin de nuestra entrevista, le digo que la vi bailando en elafterparty del Victoria's Secret Fashion Show en Nueva York el año pasado y que me hubiera gustado decirle que molaba mucho, pero me intimidó. «Oh, te hubiera dado las gracias», dice dulcemente. «Mi amigo Todd Thomas diseñó el show, así que fui con él, y lo pasamos muy bien». Dicho lo cual, se pone las gafas oscuras, la sudadera negra con capucha, y murmura: «La próxima vez que haya una fiesta, ven y salúdame». Oh, sí. Debbie Harry rocks...?
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DEBBIE HARRY CON VESTIDO DE DOLCE & GABBANA Y SORTIJA Y PENDIENTES DE EDDIE BORGO.
Fotógrafo: Victor Demarchelier
Realización: Charles Varenne
Texto: Carrie Buckle
Más información en el número de septiembre de Vogue
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Rodrigo González Fernández
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