CONSUMER.es EROSKI - 20 de octubre de 2010, 0h00
Internet revoluciona el mundo de las colecciones particulares con páginas dedicadas a la intermediación, la compraventa y la subasta de todo tipo de objetos
Dedicarse al coleccionismo lleva tiempo y dinero. Tiempo para buscar los objetos que interesan y cuidar otros que se tienen, y dinero para adquirir nuevas piezas y mantenerlas en buen estado. La mayor parte de las colecciones crecen y se revalorizan con los años, ya sea por la cantidad de artículos reunidos o por su antigüedad o rareza. De este modo, cuando se busca rentabilizarlas, siempre habrá una ganancia económica, un monto que puede ser mayor o menor que el invertido, pero que permite obtener liquidez. No obstante, antes de convertir una colección en dinero hay que sopesar todas las opciones para elegir la alternativa que suponga mayor rentabilidad. Con el desarrollo de Internet el camino se allana: ha revolucionado el mundo de las colecciones particulares con páginas que se dedican a la intermediación, la compraventa y la subasta de todo tipo de objetos.
Dos perfiles Más allá de los objetos, los países, los intereses o las edades, en el mundo del coleccionismo destacan dos perfiles muy claros:
Al rentabilizar un lote, la diferencia entre ambos perfiles es clara. Mientras el grupo profesional se desprende de los objetos sin grandes dificultades y obtiene importantes sumas de dinero, el grupo de los aficionados se topa con más problemas:
Estrategias de venta Sacar partido a un lote es difícil. Por ello, antes de hacer cualquier movimiento, visita o llamada, hay que identificar dos cuestiones:
Determinar estos dos aspectos será de gran utilidad para definir qué estrategia seguir. Quienes mejor pueden apreciar el valor de un objeto o una colección son otros coleccionistas interesados por las mismas piezas. El problema es que mostrar interés no significa tener dinero. De ahí que sea fundamental contemplar alternativas. Hay objetos que multiplican su precio cuando se venden en conjunto porque la colección les confiere un valor añadido. Es el caso de los llaveros o las pegatinas, que no conseguirán un monto importante en solitario. Sin embargo, otras piezas se devalúan al venderse en grupo y con ellas se puede ganar más dinero por separado. Casi todos los objetos que tienen valor histórico, artístico o económico por sí mismos entran en este supuesto, como los libros antiguos. Aunque se tiende a vender grandes lotes, lo idóneo es clasificar los volúmenes y dejar algunos aparte. Para un incunable, se conseguirá mejor precio por separado que en grupo. Identificar a los interesados es también crucial. Si la colección es de libros, lo lógico será ponerse en contacto con varias librerías de viejo que sepan apreciar el valor de los textos, su singularidad y su riqueza mejor que en cualquier otro sitio. No está de más ser creativos y considerar otras opciones, al margen de las evidentes. Hay objetos que se pagan mejor en tiendas de decoración que en anticuarios o almonedas. Algunas tiendas se preocupan mucho por el escaparatismo y la ambientación, y pueden comprar o alquilar ciertos objetos para renovar su aspecto. Las ferias temáticas, de antigüedades u otros objetos de culto son el lugar preciso para hacer contactos e intentar cerrar una venta. Mientras, ciertos museos, también temáticos, siempre estarán interesados en ampliar su colección. Los canales de venta clásicos El mundo del coleccionismo es uno de los más diversos pero, a pesar de ello, los canales tradicionales de compraventa están bastante acotados. Con el azote de la crisis económica, los intentos de vender piezas y colecciones se han disparado y algunos establecimientos -como las casas de empeño y las tiendas de segunda mano- han cobrado notoriedad y dinamismo. Pero los lugares clásicos para desprenderse de un lote se mantienen. Un coleccionista puede elegir entre:
Salvo en el caso de los museos y las casas de subastas, cuando se opta por alguna de estas alternativas, hay que tener presente que se coloca a un intermediario entre el propietario de la colección y el posible comprador final. Estos, como en cualquier cadena comercial, tienen un coste. Las tiendas, librerías, anticuarios y almonedas sabrán valorar la colección, pero intentarán llegar a un acuerdo que les permita revender los objetos, es decir, que les sea rentable. Por lo tanto, tasarán las piezas a la baja. El contexto de crisis reforzará esa tesitura. Un modo de evitarlo es proponer al dueño de la tienda dejar allí los objetos en consignación y repartir las ganancias de las ventas según un porcentaje pactado. De esa manera, el propietario del local no arriesga su capital y el dueño de la colección no la malvende. Las subastas son uno de los sistemas más eficaces de venta. La combinación del "objeto de deseo" con el calor de la puja es muy beneficiosa para quien vende. Si a eso se le añade la presencia de un rematador profesional, el resultado puede ser explosivo. Tanto es así, que los beneficios de esas ventas, a menudo, son noticia. ¿Conviene subastar una colección? Sí, siempre y cuando se tengan claras dos ideas:
El auge de Internet Internet ha revolucionado, en cierta forma, el mundo del coleccionismo particular. Aunque la venta de colecciones se apoya en los métodos clásicos, la Red facilita el contacto directo entre el vendedor y el comprador, suprime el filtro del intermediario, llega a más personas (también de otros países) y amplía de manera notable las posibilidades de una transacción exitosa. Hay muchas páginas de comercio electrónico, compraventa y subastas que los coleccionistas utilizan con regularidad. Sus iniciativas comerciales comenzaron en estas páginas generalistas (como segundamano o e-bay) y, con el tiempo, han dado paso a la sofisticación y la especificidad de portales ajustados a sus necesidades. Hay numerosos portales que se dedican en exclusiva a contactar a coleccionistas de España, resto de Europa y del mundo. Funcionan como redes sociales, cuentan con blogs, permiten anunciar piezas en venta... y la diversidad de objetos es tal, que incluso algunas páginas web han necesitado un índice alfabético para ordenarlos. De los autógrafos a los zapatos, los pétalos, la filatelia y las bulas papales, no falta de nada. Otros portales sí tienen ánimo de lucro, ya que funcionan como intermediarios. Pueden cobrar una comisión por cada venta realizada o una cuota fija mensual por anunciarse, que no aumenta si hay ventas. El primer modelo puede ser útil para las colecciones poco costosas, cuya venta no justifique un desembolso sostenido en el tiempo. El segundo es más conveniente para los objetos o lotes caros, ya que la cuota fija mensual siempre será inferior al porcentaje que cobrará el intermediario. Lo interesante es que las cuotas van de 20 a 100 euros mensuales (según la web) y las comisiones oscilan entre un 2% y un 10% de la venta, de modo que son más favorables que en las tiendas y en las casas de subastas. |
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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