MACARENA TORO VALDIVIA
Las llamadas "fiestas hot" ya se han instalado en muchas discotecas del país. Los anfitriones son bailarinas y vedettos, quienes realizan desnudos que muchas veces terminan con personas del público sobre el escenario siendo parte de estos espectáculos que muy poco dejan a la imaginación.
La privacidad queda sin resguardo. Muchas de estas performances son fotografiadas, filmadas y subidas a internet.
Si hasta antes de los 70 una discoteca se caracterizaba por tener un público que empezaba a llegar en pareja con el atardecer y vestía formalmente para la ocasión, después los jeans y las poleras se transformaron en una especie de uniforme, y el ingreso se corrió en promedio a las 23:00 horas y la salida, más allá de las 4 de la madrugada.
Estas fiestas tienen mucho de despedida de solteros o solteras y parecen ser un buen negocio, ya que algunos de estos locales las han integrado a su oferta habitual. Logran reunir al menos a 400 personas, entre hombres y mujeres, generalmente de entre 20 y 30 años, y que llegan en grupos.
Mauricio Pinto, administrador de la discoteca Grammy, ubicada en Irarrázabal, dice que allí se realizan desde hace algunos años, inicialmente los días martes, pero dado el éxito obtenido las extendieron a otros días de la semana. "El enganche aquí son las mujeres. Habiendo 200 o 300, los varones vienen altiro", explica.
En la Cover, de avenida Matta, incentivan a que vayan grupos de mujeres u hombres por separado para que cuando empiece la música para el baile -siempre pasada la medianoche-, entonces se armen las parejas.
Muchas se centran en captar al público femenino, para el cual hay un show especial y que casi siempre tiene pase libre hasta las cero horas. Luego pueden entrar varones que pagan en promedio $4 mil por este tipo de fiestas. Estas empresas concentran sus esfuerzos en entretener al público, y que éste consuma licores durante la noche una vez que se cierra la barra libre que da acceso gratuito a los tragos, donde la cerveza y la piscola son los de mayor demanda.
El destape como estrategia
Comienza el show. Al escenario sube una joven morena, que empieza a bailar ante más de mil hombres y mujeres que gritan y ríen a carcajadas. Pocos minutos después, la bailarina está totalmente desnuda y saca a un joven del público al escenario. De ahí en adelante priman los movimientos eróticos, que culminan con la pareja practicando sexo oral frente al masivo público que anima la escena.
La discoteca Sunset de Arica -en la que ocurre esa situación- se caracteriza por ofrecer estos shows en los que los asistentes son protagonistas. Según el administrador de ese recinto, Cristián Villanueva, este tipo de espectáculos "se ha convertido en un atractivo turístico de nuestro país". Los martes "hotnight" han tenido tanto éxito que reúnen a más de mil personas. A su juicio, la motivación de la gente pasa principalmente por ver a quienes suben al escenario. "Les gusta ver a otros hacer el ridículo", admite.
Eso fue lo que le pasó al bombero José Hernández, quien hace unas semanas vivió en carne propia la "experiencia Sunset". Subió al escenario, bailó e incentivado por la vedette terminó en ropa interior trepando un caño, desde el que cayó a una altura de cuatro metros, sin mayores consecuencias. Su presentación fue destacada por un diario e incluso la discoteca puso el video en su página web. Resultado: fue expulsado de la compañía de Bomberos a la que pertenecía.
Otro evento similar protagoniza el team "Speed". Integrado por 24 mujeres, promociona una bebida energética en discotecas. Ya ha recorrido varios lugares del país este verano, y seguirá haciéndolo en los próximos días. El show incluye a las jóvenes que empiezan bailando al ritmo de música electrónica y poco a poco van quitándose la ropa. La mayoría de las veces terminan la presentación besándose entre ellas.
Mario Azócar, productor de eventos, plantea que este tipo de espectáculos son aislados y no representan una generalidad. "Como productor, siento que es un desprestigio. Es de muy mal gusto", comenta.
No sólo baile
Antes, cuando se iba a una discoteca, el baile era lo primordial, aunque había algunas que ofrecían previamente un servicio de cena. Hoy, en general, incluyen shows, que si bien varían según el público, son el punto fuerte de la noche.
Luis Vera lleva décadas fotografiando eventos sociales y, en su opinión, estas fiestas son un reflejo del contexto social. "Cuando los hippies empezaron a salir con el pelo largo, hubo todo un revuelo", recuerda, y afirma que estos cambios se dan hasta en detalles como los licores que se beben. "Antes era inconcebible que en una fiesta hubiera cerveza", dice.
Cristián Villanueva, de Sunset, afirma que ahora hay un destape y se han dejado de lado los pudores. "Encuestamos a nuestro público para saber qué preferían y eligieron barra abierta hasta tarde y un show entretenido, pero no caro", explica.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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